En este sentido, aparece el concepto de tormenta de ideas, que menciona una técnica de trabajo grupal que apunta a la búsqueda de soluciones y al desarrollo de nuevos proyectos.
También conocida como lluvia de ideas o brainstorming (expresión de la lengua inglesa), la tormenta de ideas implica que varios individuos comiencen a enunciar propuestas para resolver un asunto. La técnica pretende explotar la creatividad de cada persona, fomentándola a través de las interacciones en el seno del grupo.
Para comenzar a desarrollar una tormenta de ideas, se postula un problema o una inquietud en un entorno relajado e informal. Los diversos integrantes del grupo, a partir de este postulado, comienzan a proponer soluciones o a brindar respuestas.
Los defensores de la técnica sostienen que, al tener la posibilidad de escuchar los planteos ajenos, cada sujeto toma ideas que le permiten desarrollar su propia creatividad. Hay quienes afirman, en cambio, que las personas generan una cantidad mayor de ideas cuando trabajan de modo individual.
Uno de los preceptos esenciales de la tormenta de ideas es que, en un primer momento, no se debe descartar ninguna propuesta: todas se consideran válidas a priori. La finalidad es fomentar la creatividad y facilitar la creación de nuevas ideas; recién en un segundo momento se empieza a juzgar la calidad y la validez.
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